lunes, 30 de noviembre de 2009

La pianista rusa en el bar indonesio

No sé lo que comentan, no es mi idioma,
pero entiendo la burda carcajada
que deshace mis notas; no soy nada
para esta gente que se ríe y toma.

¿Y los años de estudios? ¿Y el diploma
por el que no dormí? ¿La madrugada
mil veces repetida, ilusionada
con verme concertista? ¿Fue una broma?

Toco en un bar de ricos ignorantes,
tengo un contrato inmundo y agiotista,
se me han propuesto dos o tres pedantes.

Yo toco para mí, para el artista
con que una vez soñé; por los instantes
en los que creo aún que soy pianista.