Seré voz tribal y urbana, seré camino del monte, promesa del horizonte, badajo de la campana. Naceré cada mañana con renovada energía y cuando la luz del día pregunte "¿quién eres hoy?" diré orgulloso que soy siempre José Luis Mejía.
Mi hogar fue la bienvenida de luz y fe, cada tarde, fue valor contra el cobarde miedo de hacerse una herida. Fue la canción conmovida, lo digno de hacerse huella, la libertad que nos sella y el amor que nunca engaña de un padre que fue montaña y una madre que fue estrella.