De nuevo la corrupción 
nos envuelve —mala cosa— 
 
como planta venenosa 
que hace daño a la nación. 
Necesitamos acción, 
justicia, valor, trabajo; 
ni complacencia ni atajo. 
Coraje, fuerza, honradez 
para gritar otra vez: 
¡Que viva el Perú, carajo!