miércoles, 25 de enero de 2006

Yo quiero ser presidente


Ya que consideran muchos
que soy un buen candidato,
voy a llevar mi arrebato
hasta rincones más duchos.
Que mis próximos cartuchos
no vayan por la tangente
y que se entere la gente
que, conmovido en el pecho,
quiero gritar (¿con derecho?):
“¡Yo quiero ser presidente!”

Quiero, pueblo que me escuchas,
decirte cuánto te quiero,
confesarte que me muero
si no acompañas mis luchas.
Mis ilusiones son muchas,
pueblo querido y valiente,
levantaremos la frente
tantos siglos humillada...
Porque sueño ser tu espada,
yo quiero ser presidente.

Sembraremos los desiertos,
de dulces y chocolates
y diremos disparates
que harán reír a los muertos.
Pueblo mío, mis expertos
(con sueldo pobre y decente)
prometen hallar la fuente
de la eterna juventud...
Para curar tu inquietud,
yo quiero ser presidente.

Subiremos los salarios
al doble, con mi gobierno,
será más corto el invierno,
¡todos serán millonarios!
Todos nuestros funcionarios
tendrán título vigente.
Con botellas de aguardiente
pagaré la deuda externa...
Para encender tu linterna
yo quiero ser presidente.

El mar nos dará pescados;
los ríos, el agua pura;
el sol, la temperatura;
la suerte, todos sus dados.
Redimiré los pecados,
(¿quién no peca de inocente?)
Cada quien será gerente
de su propia compañía...
Para pintar la alegría,
yo quiero ser presidente.

Aboliré, por decreto,
la pobreza del país.
Mandaré que el cielo gris
brille de un azul discreto.
Y, por ser un mamotreto,
haré una Constituyente
para redactar, prudente,
la nueva Constitución.
Para salvar la nación,
yo quiero ser presidente.

Habrá salud y justicia
para todos, pueblo mío,
del palacio al caserío
todo será una delicia.
Aquí les doy la primicia
del primer decreto urgente:
“Lávese con detergente
la conciencia nacional...”.
Por un llamado ancestral,
yo quiero ser presidente.

Todos vivirán cien años
satisfechos y felices
(y criaremos perdices
en comedores y baños).
Todos, hombres y rebaños,
tendrán salud excelente,
y el lago, noble y paciente,
será de leche con miel.
Para ser tu timonel,
yo quiero ser presidente.

Si votas, pueblo querido,
por mí, tendrás pan con queso,
caldo de carne sin hueso
y un buen plato de cocido.
Te mostraré el escondido
poder de nuestro inconsciente
y aprenderás, de repente,
a cocinar sin comida...
Para mejorar tu vida,
yo quiero ser presidente.

Acá me tienes, hermano,
soy tu amigo y compatriota,
pon en mis pies la pelota
y no meteré la mano.
Vota, pueblo soberano,
por mí, devoto y ferviente.
Prometo ser consecuente
como mis predecesores...
Para fugar con honores...
¡yo quiero ser presidente!