¡qué cálculo más certero!
Menos de tres -¡qué reguero!-
por cada muerto, mi amigo.
Tres días, Dios es testigo,
por cadáver. ¡Qué lección
implacable! ¡Qué emoción!
¡Qué decisiones podridas!
Ya saben los genocidas,
maten no más... ¡Qué infección!