A pesar de los altares
a políticos traidores,
a cobardes e impostores,
sobran nombres ejemplares.
Peruanos que en sus hogares
honran esfuerzo y trabajo,
que —sin arreglos ni atajo—
van construyendo el presente;
por ellos, hoy, grito urgente:
¡Que viva el Perú, carajo!
a políticos traidores,
a cobardes e impostores,
sobran nombres ejemplares.
Peruanos que en sus hogares
honran esfuerzo y trabajo,
que —sin arreglos ni atajo—
van construyendo el presente;
por ellos, hoy, grito urgente:
¡Que viva el Perú, carajo!