Ve temprano —que es mejor—,
el sol hace menos daño
y aunque esté más frío el baño,
ya es suficiente calor.
Cómprale al buen vendedor
el helado o la bebida
(él sufre como una herida,
mientras tú la pasas bien).
Sí al amor (y no al desdén),
¡menos quejas y más vida!