Es lo que hay, viejo soldado,
nada menos, nada más;
ni sextante ni compás
nos sirven. Arroja el dado.
Ni maldito ni sagrado
(ni héroe ni suicida).
Puestos acá, que la vida
sea un rayo. La emoción
de decirte, corazón,
¡gracias por la bienvenida!