Dicen que eso de hablar claro
conlleva siempre problemas
que nadie quiere poemas
que se expresen con descaro.
Que si el avaro es avaro,
que si el vendido es vendido,
que si el mal se ha coludido
con el temor, ¿me sentencio?
No he de morirme en silencio
si soy El Entrometido.
Así que siga la rueda,
la ruleta y el destino
y andaré por el camino
hasta que el cuerpo me pueda.
Si ya arrojé la moneda
descarada de la suerte,
si solo mata la muerte
una vez y nada más,
¿habré de callar? ¡Jamás!
Veremos quién es más fuerte.
Así que están invitados
a caminar por mi casa,
veremos qué es lo que pasa
al detenerse los dados.
Como los viejos soldados,
mi espada he comprometido
a proteger del olvido
el puente de la verdad
y hacer la sinceridad
la fe de El Entrometido.