Dicen que fue alguna noche
que estabas, no sé por qué,
conmigo —¡qué acto de fe!—
sentada dentro del coche.
¿Será un mito? No hay reproche
ni público ni escondido.
No recuerdo ni el vestido
ni la boca ni las manos.
Tiernos, libres y paganos:
Somos hijos del olvido.