sábado, 24 de noviembre de 2007

Bolivia: cada vez son más violentos los enfrentamientos entre los allegados a Evo Morales y la oposición



Se van a sacar los ojos
los campesinos paceños,
los estudiantes cruceños,
blancos, negros, verdes, rojos.
Ponen y quitan cerrojos
dicen que "no", dicen "sí",
Bolivia en un frenesí
de odios antiguos y turbios
se va hundiendo en los disturbios
entre arado y borceguí.

Por una Constitución
que haces meses no camina,
toda Bolivia se inclina
a una infausta rebelión.
Es tanta la división
y los rencores tan viejos,
que estos son nuevos reflejos
de antiquísimas ampollas
que entre "cambas" y entre "collas"
vienen de mucho muy lejos.

Odia la puna a los valles
y los valles a la puna;
odio más odio y la hambruna
se hace dueña de las calles.
Siempre sobran los detalles
porque basta con la esencia
de una infecunda inconsciencia,
de una vieja desunión
que ha quebrado a la nación
por lucro y por conveniencia.

No se enteran los poblanos
-la gente simple y sencilla-,
que riñen por una silla
que nunca estará en sus manos.
Pobres ilusos paisanos,
ignorantes enemigos,
se pelean por los trigos
que cosecharán los otros
que siempre andaron en potros
por no ver a los mendigos.

Son dos calvos en la riña
por un peine que no es suyo,
ellos no tienen ni un yuyo
ni un polvo de la campiña.
¡Pobre gente! La rapiña
los seduce y los engaña,
y el poder, con artimaña,
los coloca frente a frente
en una lucha demente
entre el llano y la montaña.

Ya se han dividido en bandos,
ya han formado barricadas,
recuerdan guerras pasadas,
aceptan burdos comandos.
Unos se acusan de blandos,
otros se acusan de duros,
se maldicen con conjuros
modernos y milenarios
y todos son "libertarios"
y todos se creen "puros".

Como siempre, hay unos pocos
que obtienen renta y provecho,
comen grano y el afrecho
"que sea para esos locos".
Con argumentos barrocos
-para que nadie comprenda-
cuida cada cual su tienda
y su cuota de poder,
se reservan el saber,
la ganancia y la prebenda.

¿Habrá guerra? No me extraña
si se agarran a balazos,
a golpes o a machetazos,
con odio, malicia y saña.
¡Pobre gente! La maraña
los tiene muy confundidos,
no saben que los bandidos
los manipulan sin asco
y esta pelea es un chasco
de mentiras y alaridos.

Que sea la capital
en La Paz, Sucre o Tarija,
es torpeza, es baratija,
es discusión medieval.
Que arreglen lo que está mal,
que se pida desarrollo,
que no los rija un cogollo
de fulanos inmorales,
que los tristes congresales
se dejen de tanto embrollo.

Que haya paz, que haya justicia,
que haya igualdad en el trato,
que empresario y sindicato
desprestigien la avaricia.
Que se limpie la inmundicia,
se combata la pobreza,
se castigue la vileza,
se celebre la honradez,
se respete la vejez
y su infinita belleza.

Bolivia, no te confundas,
no caigas en el abismo,
no escuches el egoísmo
de aquel que te pone fundas.
Abre los ojos, profundas
son las heridas, lo sé,
y si amargo es el café
de las historias pasadas,
no aceptes más emboscadas
y vive, ¡pero de pie!