Alcmena pidió venganza
para darse en matrimonio
y Anfitrión —¡pobre demonio!—
marchó cargando su lanza.
Vencedor, rápido avanza
para hacerla su mujer,
mas Zéus, con el poder
de ser dios, se adelantó
disfrazado. «Seré yo
lluvia de amor y placer».