La luna le dijo al río:
«quiero bañarme en tu piel»,
la abrazó en silencio él,
porque no tuviera frío.
Ninguno sintió el vacío
pero entendieron, los dos,
que cuando el sueño va en pos
de la verdad, algo pasa...
Cada cual para su casa
volvió, sin decir adiós.