jueves, 7 de junio de 2007

El caos de Ignacio de Juana


Yo no comprendo este mundo,
a ver si alguno me explica,
porque a mí se me complica
un asunto tan inmundo.
¿El que ha causado un profundo
dolor en muchos hogares
—de Juana, por más palmares—
será excarcelado y libre
sin que tiemble, sin que vibre,
sin miedo y sin malestares?

Sus crímenes evidentes,
su arrepentimiento nulo,
sus garras sin disimulo,
sus maldades resistentes.
¿Porque tiene menos dientes
es menos fiero el jaguar?
¿El que mató sin dudar,
el que se burló de todos,
pudiera encontrar los modos
de obtener su bienestar?

Más de veinticinco muertos,
insultos, mofas, sadismo,
roña, maldad, fanatismo,
familias vueltas desiertos.
Códigos torpes, inciertos,
leyes sin alma o justicia,
miedo, maldad, estulticia,
temor o incapacidad,
¿pueden darle libertad
a la fiera y su impudicia?

Primero: "sentencia injusta",
después: "prisión de por vida",
luego: "no pruebo comida,
que adelgazar no me asusta".
Más tarde: "ya no me gusta
eso de andar como un perro,
el brazalete es un hierro
que me perfora la calma;
yo soy un hombre con alma
de la cuna hasta mi entierro."

La justicia lo protege
"pobrecito, está delgado,
démosle, pues, un bocado
para que ya no se queje".
Yo no sé si suena hereje
pero es el mundo al revés,
quien mata tiene después
hospitales y enfermeras,
médicos y cocineras
y una dieta de burgués.

¿Que se declara un alambre
sin devorar un bocado?
¿Que "estómago perforado"?
¿Que temblores y calambre?
¿Que va morirse de hambre
persiguiendo su Quimera?
No lo sé, me desespera
tanta maldad liberada...