¿Fue una hemorragia nasal
o el cuchillo del veneno?
No se sabe, en el terreno
se quedó muerto, inmortal.
Vaya entusiasmo nupcial
para quien las tuvo a todas;
Hildico —noble entre godas—
murmuró: «Cuando los dos...».
Y así el azote de Dios
murió en su noche de bodas.