Actriz, hermosa, impulsiva,
reina amante de un virrey,
la pasión era su ley:
Pecho ardiente y carne viva.
Amat fue el alma cautiva
de esas noches palaciegas.
Entre escándalo y refriegas,
él puso a su pies la luna;
señora de su fortuna
fue Micaela Villegas.