Él vuelve de la oficina
y ella va a casa también,
el mismo horario del tren,
lunes a viernes. Rutina.
¿Fue su ausencia repentina?
¿Los seis meses transcurridos?
Ya no importa. Los latidos
rápidos. Seca la boca.
La angustia no se equivoca
ni el amor sabe de olvidos.