Basta con solo un bermejo 
para tumbar un castillo 
(siga el rumbo más sencillo 
que siempre es el más complejo). 
 
Claro y honesto el cangrejo: 
«Si te agarra mi tenaza, 
ya estás listo». No amenaza, 
solo advierte convencido 
que perdimos el sentido 
y es temporada de caza... 
 
