Les duele, votan con asco
(mejor decir «les dolía»,
su nueva fe —cada día—
crece sin pena ni atasco).
De la repugnancia al fiasco,
de la duda a la importancia,
del miedo a la circunstancia
y así, poquito a poquito,
pasan del silencio al grito;
del nunca a la militancia.