sábado, 28 de julio de 2007

Perdón si soy patriotero


Verdad de mis fantasías,
suma de luz y virtud;
sobre noches y agonías
grito: ¡Que viva el Perú!


Perdón si soy patriotero,
si canto de corazón,
con orgullo y emoción
al Perú que tanto quiero.
Allí nací y allí espero
poder terminar mis días;
tierra de mis alegrías,
camino de mi existencia,
ser y razón de mi esencia,
verdad de mis fantasías.

Lugar donde mis lugares
no conocen la extrañeza,
tierra de inmensa belleza,
de fiestas, ferias y altares.
Desiertos, selvas y mares
en donde la juventud
—con vigor, con actitud—
puede encender el futuro;
donde nace el hombre puro,
suma de luz y virtud.

Eres frente a las tormentas
tenaz como tus montañas,
nada buscas, nada extrañas,
nada pides ni lamentas.
Nos guardas, nos alimentas,
nos inspiras y nos guías;
ni golpes ni felonías
podrán ensuciarte el alma
porque amaneces en calma
sobre noches y agonías.

Por tu gente —que es mi gente—,
por tu pueblo —que es el mío—,
por la fuerza de tu río
que atraviesa el continente.
Por cada mujer valiente
que resiste como tú,
por el chamán, el gurú,
el pisco y la marinera,
por tu blanca cordillera,
grito: ¡Qué viva el Perú!