Empezaron a correr
como ratas en el barco
que va hundiéndose en un charco
de sangre. ¿Ser o no ser?
Fuera acaso menester
aplicar el lanzallamas.
¡Pero quietos! No más dramas
ni hacer mártires de bueyes,
que se ahoguen en sus leyes
y se mueran en sus camas.