«¿Quién, yo, señor? ¡No, señor?»
Como en el juego infantil
(salvo que cada reptil
miente sin pena ni horror).
«Solo busco lo mejor
para mi país querido,
por eso es que yo les pido
confianza (y también, el voto)»
Y otra vez con el rocoto...
(«sin quejarse ni hacer ruido»).