Ancianos ya. De los dos,
ella está en silla de ruedas.
Él, «yo puedo, mientras puedas»;
ella, fiebre, miedo y tos.
«Nunca me digas adiós»,
él insiste, «tú eres fuerte».
Toma su mano. «Perderte
no es una opción, ¿está bien?»
Llenos de amor, con desdén,
le dan largas a la muerte.