Son las dos, son las tres de la mañana
y sigo sin dormir, sigo en la espera
de ser la que no fui, la primavera,
aunque mi invierno ensucie esta ventana.
Acá yo soy la que me da la gana,
seductora, atrevida, aventurera,
provocadora, virgen, embustera,
reina de mi rincón, mi soberana.
Mi nombre no es mi nombre, es un invento;
mi foto no es mi foto, la robé
de mi pasado inútil. Soy un cuento.
En la patalla no se ve mi acné,
ni mi rostro gastado y ceniciento,
ni mis ganas, ni el llanto de mi fe.