Acá llega cualquiera que cancele
el costo de una noche. "Cinco estrellas"
es un título más. Vienen doncellas
y cortesanas. No hay quién me desvele.
Es un decir. Que estar despierta duele
a veces en los párpados. Botellas
de champán van de prisa. Las más bellas
sonríen menos. No hay quién las consuele.
Este oficio es metódico y discreto,
"por su seguridad" digo y empujo
los documentos. Siempre hay un secreto.
Sobran las culpas. No hay que hacerse brujo.
Basta con ser -atenta y con respeto-
recepcionista de un hotel de lujo.