martes, 15 de diciembre de 2009

La masajista de damas

Trabajo solamente con señoras
(como comprenderán, soy muy decente)
voy por sus formas delicadamente
con manos suaves, casi aduladoras.

Las hay de piel amable, seductoras,
y flácidas (de cuello displicente)
y obesas (de ansiedad irreverente)
y deportistas (y provocadoras).

Sus cuerpos son mi campo de batalla,
los camino sin miedo, los provoco,
unos tiempos gentil y otros canalla.

Les impongo mi ritmo, poco a poco,
y a veces el silencio nos estalla.
Nunca pido perdón cuando las toco.