Podemos conversar de casi todo,
del clima, de las nubes, del verano,
del polvo del desierto o del arcano
misterio de hacer todo de algún modo.
Hablemos del talón, del hombro, el codo,
de la ilusión de todo ser humano,
de la divinidad, de lo pagano,
del homo sapiens y del visigodo.
Eso sí, retiremos de la agenda
el tema nuclear, que es una tromba
que pudiera arruinar nuestra merienda.
No tumban ese muro ni con comba;
¡defenderemos aunque el sol se ofenda
nuestro derecho a fabricar la bomba!