Ayer vinieron con sus carabelas,
sus sueños, sus hambrunas, su esperanza,
y llegaron hinchados de confianza
en sus armas de fuego y sus candelas.
Los siglos se pasaron, las viruelas
no mataron a todos, la bonanza
vino, se fue, y así de tanta andanza
fueron nuestras abuelas sus abuelas.
Compartimos la sangre y el pasado,
que lo entienda muy bien el ignorante
que intenta despreciar nuestro legado.
Contra el racista y el intolerante
declaremos, sin miedo y sin enfado,
alegres, ¡yo también soy inmigrante!