Si ya no existe el muro de Berlín,
si ya se terminó la guerra fría,
¿por qué millones viven la agonía
del egoísmo miserable y ruin?
¿La libertad? Un Pálido arlequín
que vive entre espejismo y porquería,
mujerzuela sin luz ni compañía,
palabra fácil, sobras de un festín.
¿De qué sirvieron tantos sueños rotos,
tantos muertos con fe, tanta desgracia,
tantos besos y abrazos, tantas fotos?
Todo es igual. Cambiamos la falacia
del único partido, por los votos.
¡Qué bien sabes mentirnos, Democracia!