sábado, 14 de noviembre de 2009

Travesía

Un lugar donde estar, por una tarde.
Un camino que andar, cuando se pueda.
Un regalo sin precio ni moneda.
Una manera de no ser cobarde.

Un gesto, sin temor y sin alarde.
Una banca, que salve la vereda.
Un gusano, también, pero de seda.
Un dios, que nos descubra y que nos guarde.

Amor. Felicidad. Sed. Compañía.
Abrazos, muslos, vértigos y labios.
Piedras que hieran la melancolía.

Reglas, compases, mapas y astrolabios,
para intentar la inútil travesía
que nos lleve a los mares de los sabios.