Somos mezcla y fusión y mestizaje
y colores de piel entretejidos,
pueblos que se encontraron sorprendidos
entre revelación y bandidaje.
Sufrimos la ignorancia y el ultraje,
fuimos brutales, torpes, indebidos,
y aprendimos en mil malententidos
que el bien y el mal comparten equipaje.
No somos (yo no soy) el derrotado,
ni somos (yo no soy) el victorioso;
nada todo brutal, todo sagrado.
Somos una fusión, el anchuroso
río que nos envuelve, entusiasmado,
en un abrazo noble y generoso.